Imprimir
Categoría: Noticias

  Apenas habían despuntado las primeras luces del alba cuando el maestro de ceremonias hacía girar sigilosamente el mecanismo de la mordaza que mantenía cerrada la cancela del campo dispuesto para el torneo.

  Tras acudir a Laudes y antes de la hora tercia, comenzaron a aparecer timidamente al principio, y en tromba al final, las puntas de lanza de arqueros de distintos enclaves del señorío, que con prestanza y buen hacer, tuvieron el campo de lid engalanado y presto para la justa a celebrar para antes de la hora cuarta.

  La justa, que comenzó con confianza y relajo, pronto se tornó en  bravura, mandíbulas tensas y suspiros, visto los contendientes los recios brazos de arco de todos y cada uno de los integrantes de la línea de tiro.

  No se puede pasar por alto la inesperada visita que nos hicieron desde la antigua capital del señorío la representación de "Bermeo Arku Taldea.

Tras dos intensas rondas de contienda en las que la mesnada arquera hubo de apretar el paso para recuperar y adocenar de nuevo las flechas lanzadas, el juez de la contienda tuvo a bien dar un tiempo de relajo a la soldadesca, y ordenó el comienzo de la pitanza, que los esforzados participantes llevaron a cabo con fruición.

  Fué en ese instante en el que de entre la muchedumbre surgieron dos gentilhombres que comenzaron a hablar con discurso que no por  tranquilo resultaba menos inquietante, pues al poco de empezar salieron de sus bocas palabras como "Alquimia", "Magia" o "Sistema solar", poniendo en tensión a los allí congregados, que miraban a sus lados, seguramente esperando la aparición de la santa inquisición.

  ...Mas como los caminos del Señor nos son extraños, ni la santa inquisición asomó, ni los dos peligrosos herejes ardieron en una hoguera, pues con sus explicaciones y malabares dejaron maravillados a los allí presentes.

  Sabedor el juez de lo peligroso que resultaría el embrujo que los dos infieles trataba de realizar a los incautos que allí se congregaban, dió al momento por finalizado el refrigerio y por comenzada la prueba de tiro de precisión, y para escarmiento de muchos, lo hizo constar de cinco rondas (en penitencia por las palabras escuchadas).

  Culminadas con entereza las rondas establecidas, y tras el recuento de aciertos de cada cual, se procedió al reparto de trofeos, que entre los rapaces llevaron Javier, Ibai e Iara, y entre los veteranos lograron Gonzalo, JonFelix e Iker, logrando los seis la envidia el respeto y vítores de los allí congregados.

  Toda la impedimenta del campo fué recogida con la misma prestanza con la que antes fué distribuída, y la jornada culminó como en las histórias de los héroes galos: Con un banquete (aunque se nos pasó amordazar al bardo)